jueves, 11 de abril de 2013

Prólogo


NOTA PREVIA: ESTE PRÓLOGO FUE REALIZADO POR MI MADRE CUANDO PENSÉ QUE PODRÍA HACER UN LIBRO; Y BUENO, HOY QUISE COMPARTIRLO SIN PRETENCIÓN ALGUNA.


            Quiero dar las gracias al autor por darme la oportunidad de expresar y liberar ese “algo” que los seres comunes creemos que lo tenemos encontrado y que para darse cuenta que no es así, solo basta crear conciencia de nuestra existencia, asunto que no es tan fácil cuando se vive bloqueado creyendo estar liberado. Derrumbar el muro que me impedía ver lo siguiente por expresar, me ha costado mucho trabajo, pero gracias a la oportunidad que Berenice Amada me ha brindado, lo he logrado y entregado.

            Partiendo de la premisa de que a este mundo todos y cada uno, venimos a cumplir una misión, no es nada raro encontrarse con seres como el autor; Aún y cuando se dice que cada quien escoge su destino antes de llegar a la existencia, no obstante cabe aclarar, que una vez instalados en la vida cotidiana, ignoramos la misión o destino; esto ocasiona que se entable una lucha entre la parte del ser que viene a cumplir la misión y las circunstancias algunas veces tan adversas que se presentan en la vida diaria; y así algo tan sencillo se complica, siendo este uno de estos casos.

  Programada supuestamente la llegada de Berenice Amada a este mundo para resolver los conflictos prevalecientes en un matrimonio que nunca debió efectuarse; Hizo su presencia en el año de 1971, bajo el signo de Cáncer, momento desde el cual nunca dejo de pedir y dar atención, atención que se le daba con esmero y entusiasmo por todos aquellos que estaban en su derredor, sin llegar a satisfacer del todo su necesidad requerida, transcurriendo así sus primeros años, hasta que un día su vida se ve afectada por el divorcio de sus padres, y como consecuencia la desintegración familiar; quedando en el más cruel y vil abandono, resultando víctima de maltratos psíquicos y físicos, situación dolorosa que había de dar la pauta para el cambio radical en su existencia.
            No fue fácil encontrar el camino, tropezando a cada paso, bajo la responsabilidad de una forma de vida que ignoraba y que en ese momento se le presentaba abiertamente, y sin control alguno, no contando con el apoyo necesario, se siente culpable, despreciada y marginada, se refugia en diversos círculos de amigos a los que se aferra por considerarlos único alimento en su vida.

            Era increíble la velocidad con que vivía, devorando el tiempo y todo lo que en el había, como si fuera urgente terminar con todo de una buena vez, y así fue. Un día, después de mucho buscar, y no encontrar sentido a su forma de vida, decide abandonarlo y no volver jamás. Intenta una nueva búsqueda, consciente y ordenada, donde encuentra que la poesía le permite verse y aceptarse como es ella, y con su misión a cuestas. Plasmando en sus poemas un mensaje de amor, dolor, tristeza y soledad, salpicados del buen sentido del humor; regocijándose en una realidad, testimonio de su lado obscuro que le permite manifestar lo adverso y paradójico de su vida, a veces alegre y otra triste.

            Martirizada y confundida por una sociedad que no logra ubicarse, sube y baja de niveles continuamente hasta encontrar su soledad y ahí logra entablar, al principio una amistad, luego un convenio y al final, aceptar como única verdad: la muerte. Aprende a conocerla, juega con ella, algunas veces siente que la traiciona, lucha y forcejea con ella, dialoga llegando a un acuerdo donde ambas aceptan permanecer tranquilamente a través del tiempo y del  espacio; siendo así como nos presenta Berenice Amada en sus poemas.

En “Pasaporte a la Libertad” el lector podrá encontrar la identidad con la otra parte del ser que por lo general se encuentra en nuestro interior mas profundo luchando por vencer las barreras de la adversidad, donde yace aguardando el momento oportuno para escapar y mostrarse diciendo: mírame, siénteme, víveme, soy parte de ti.

“Pasaporte a la Libertad” nos lleva en forma etérea al encuentro que nos permite liberar la otra parte de esa dualidad del ser; Pero no tan solo nos lleva a encontrarla, sino también a enfrentarla, y porque no, hasta cuestionarla, de la manera que sin darse uno cuenta se siente liberado del yugo que incesantemente oprime nuestras vidas.

Manejando con sutil y delicada congruencia la unificación de esas dos fuerzas del Ser - la Vida y la Muerte- proporcionando al fin la luz y la paz que  requiere un “Pasaporte a la Libertad”.


VERENICE GUEVARA DEL PINO

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